Bautizo de cadetes: Ser voluntaria de bomberos está en el ADN de la familia
María José González y Emily Tapia dieron un gran paso y ahora son aspirantes.
Son las verdaderas herederas de los sueños de sus abuelos, padres y madres, pues en el seno de su hogar escucharon hablar de los esfuerzos, entrega, valentía; de siempre ayudar al prójimo y sin importar a quién. Muchas veces los vieron cansados y supieron de sacrificios y tragedias, pero eso no importa, porque ser voluntarias del Cuerpo de Bomberos de Andacollo está en su ADN.
María José González: “Mi abuelo y mi padre son voluntarios”

María José González Corrotea, de 18 años y estudiante de Ingeniería en Electricidad, se inició en cadetes de bomberos antes de la pandemia. “Todo partió por la influencia de mi abuelito y de mi padre. Es decir, también me gusta ayudar al prójimo, sentir la adrenalina de ser útil sin recibir nada a cambio”, afirma González.
Con más de siete años en cadetes del cuartel de Bomberos de Andacollo, María José González ya tiene muchos conocimientos de lo que es ser un voluntario de bomberos, porque “he visto a mi abuelo y a mi padre, además de escucharlos hablar de lo que es ayudar desinteresadamente. Por lo mismo, lo mío fue dar un paso adelante, ingresar a la academia, y ahora ya soy aspirante. Lo importante es continuar aprendiendo, realizar los cursos y adquirir el máximo de conocimientos para cuando sea voluntaria de la Segunda Compañía”.
La aspirante, que estudió la enseñanza básica en el Colegio Parroquial y la media en el Liceo Pedro Regalado Videla Órdenes (PRVO), dice que en la academia les enseñan lo mismo que a los bomberos, pero a nivel más básico. Los más pequeños pueden saber cómo realizar un RCP (Reanimación Cardiopulmonar), tirar mangueras y controlar pacientes, “así que, cuando un cadete llega a ser voluntario, ya sabe de los términos, del trabajo que se realiza y, reitero, darlo todo por ayudar al prójimo”.
Los pasos que tienen que realizar los aspirantes para llegar a ser voluntarios son “muchos cursos virtuales y presenciales, además de operativos. Es decir, paso a paso y escalando para llegar a ser una bombera, que es el sueño que tengo desde pequeña”.
Además, aclara que una mujer hace lo mismo que un hombre, porque “todos estamos capacitados. Y, en cuanto a la especialidad, yo siempre quiero aprender todo y ser un aporte en cada una de las especialidades para apoyar cuando se me requiera”.
Emily Tapia: “Voy tras los pasos de mi madre”

“Desde pequeñita me ha gustado ser bombera y es un sueño de siempre”, cuenta Emily Tapia, quien sigue los pasos de su madre Fabiola Tapia, voluntaria del Cuerpo de Bomberos de Andacollo.
La estudiante del 3° de enseñanza media del Colegio Parroquial se dedica mucho a sus estudios, porque “mis objetivos son ser bombera y estudiar medicina”, afirma. La joven vivió el ritual de bautizo y transitó bajo el arco y los potentes chorros de agua de cuatro mangueras.
“Desde que tengo uso de razón quise ser bombera y, apenas pude ingresar, lo hice”, relata la aspirante. Agrega que todo partió en el seno familiar, “pues mi mamá y dos tíos son voluntarios de bomberos. Por tanto, era un paso que debía hacer y es porque, como se dice, ser bombero es de familia, está en el ADN”.
Con tres años en la academia, ya aprendió el A-B-C de los voluntarios, pues “ya tengo conocimientos de cómo apagar un siniestro y usar las herramientas. Ahora estoy dando un paso gigante para ser aspirante. Debo realizar muchos cursos para lograr el gran sueño de ser una bombera que ayude a la comunidad”. Desde que dio el primer paso para ser cadete, Emily Tapia afirma que cada día le gusta más ser bombera, pues “uno se va encariñando cada día más con ser voluntaria, de querer aprender todo para ayudar sin importar a quién. Por ejemplo, yo sueño estudiar Medicina y especializarme en rescate y reanimación de personas”.



