Juana Muñoz y su gran sueño: tocar el Himno de la Alegría
Asiste a todas las clases, hace manualidades para la Navidad y rescata perritos y gatitos callejeros.
Desde su juventud que Juana Muñoz Aguirre tiene un sueño, un gran sueño, y trabaja por lograrlo. Es nada menos que interpretar el Himno de la Alegría, que está basada en el cuarto movimiento de la Novena Sinfonía de Ludwig van Beethoven.
Ahora, con 58 años, trabaja para cumplir el gran anhelo. “Es difícil, pero no imposible”, afirma la señora Juana, que asiste religiosamente al taller de piano que imparte la Escuela de Talentos Andacollinos, donde es la de más edad. “Ah, también la de menos tiempo en el taller, pues estoy desde abril aprendiendo a tocar y a leer partituras con el profesor Marcelo Castro, en el curso que es personalizado”.
Es muy seria. Solamente sonríe ante la consulta de por qué aprender a tocar un instrumento tan difícil y a esta edad. “Simple, me gustan los desafíos. Además, nunca es tarde para aprender y la edad no debe ser un impedimento”. Agrega que Magdalena, su hija mayor, que estudió animación digital, está en el mismo taller de piano. Mientras, su otra hija, María, está en Santiago estudiando en el último año de Psicología.
En relación a que nunca es tarde para aprender, Juana Muñoz estudiaba contabilidad y no terminó la carrera, pues tenía que atender la casa, cuidar a sus dos hijas y también a su esposo. Con el correr de los años se ganó una beca para estudiar derecho laboral en la Universidad Católica, “y el año 2023 realicé un curso online, recibiendo el título en la mismísima Pontificia. Palabras mayores”.
Como el talento le brota, en los momentos libres hace adornos de Navidad, “y lo hago porque tengo habilidad en mis manos, pero sólo para la casa, ya que no los vendo”.
Por si fuera poco, la señora Juanita tiene tiempo para todo. “Los días sábados salgo a entregar el mensaje de salvación por la fe en Jesucristo y a promover la lectura de la Biblia”, dice. Además de talento y fe, a Juanita Muñoz le sobra la bondad y el cariño por los animalitos, pues en su casa de la calle Sierra, del Barrio La Católica, hay gatitos y perros de sobra. “Claro, tenemos varios regalones, porque rescatamos perritos y gatitos de la calle y siempre llegan enfermos. Ahora tenemos tres perros y ocho gatos”.
Su piano



La señora Juana es muy creyente, por lo mismo indica: “agradezco al Señor por la oportunidad que me dio por tener los recursos para comprar un piano. Sí, es un piano de verdad. Es alemán, tiene sus años, pero está bien cuidado y está afinado. Así que ahí está, en el living, y toco cuando me llega el momento de inspiración”.
La aprendiz de pianista también da las gracias por la oportunidad que la Escuela de Talentos brinda a la comunidad de hacer los talleres, “de lo contrario no tendríamos cómo aprender. Yo, como le contaba, siempre soñé tocar piano. Me compré uno, pero faltaba el taller. Y ahí estoy ahora, aprendiendo y feliz de la vida”.
Afirma que no es fácil, pero que, cuando el profesor les relata las historias de los grandes del piano y les pide que escuchen a los chilenos Claudio Arrau, Roberto Bravo, o a los inmortales Ludwig van Beethoven, Wolfgang Amadeus Mozart o Franz Liszt, “uno los escucha y sueña, y más ganas dan de aprender bien”.
“Para eso estudiaré, practicaré y haré todos los esfuerzos para tocar El Himno de la Alegría, que sería la pieza ideal en mi graduación. Dios me escuche y apoye. Sería el sueño alcanzado”, finaliza la motivada estudiante.



