“Rambito y sus amigos”: música, solidaridad y alegría para la comunidad
Aprendieron en la Escuela de Talentos y hoy, a través del ritmo de las cumbias rancheras, van en apoyo de causas sociales en la comuna.
Ayudar a los demás siempre ha sido la principal motivación de Rambito y sus Amigos, agrupación musical nacida en Andacollo, integrada por exalumnos de la Escuela de Talentos. Sus integrantes encontraron en la música una manera de compartir alegrías y, sobre todo, de tender una mano solidaria a quienes enfrentan momentos difíciles. “Donde nos llaman, vamos”, resume con orgullo su director, Carlos Villalobos, más conocido como Rambito, quien día a día se gana la vida vendiendo helados en su clásico carrito.
El inicio del camino musical se dio en la Escuela de Talentos Andacollinos, donde Villalobos aprendió los primeros acordes de guitarra bajo la guía del profesor Óscar Campusano. “No fue fácil. Aprender a leer partituras y memorizar acordes requiere paciencia, pero mis ganas superaron las dificultades. Hoy estoy aquí, tocando junto a mis amigos, compartiendo lo que aprendimos en esos talleres”, recuerda.
EL ORIGEN SOLIDARIO
La génesis de la agrupación fue un gesto de amistad. Mientras participaban en los talleres, un compañero enfermó y el grupo buscó una forma de ayudarlo. “Los recursos eran escasos, así que pensamos en organizar una peña. Ya teníamos horas de práctica acumuladas, solo faltaba atrevernos a tocar en público”, explica Villalobos. Así, debutaron con él en la primera guitarra y dirección, acompañado por José en segunda guitarra, Marcia Seagars en batería, Carlitos Morales en bajo, Luis Santander en teclado y Rigoberto Ramos en acordeón.
Desde entonces, y con cuatro años de talleres a cuestas, Rambito y sus Amigos se consolidaron en su especialidad: las cumbias rancheras. Su repertorio actual alcanza una decena de canciones muy conocidas, aunque ya trabajan en la creación de temas propios que esperan estrenar pronto.

DE FESTIVAL EN FESTIVAL
La agrupación ha animado distintos escenarios de la comuna, convirtiéndose en un atractivo esperado por la comunidad. Se han presentado en el Día de la Mujer, en el Festival del Salitre, en el Festival de El Curque, además de celebrar su aniversario en la Plaza Gabriela Mistral, frente al Estadio Willy González.
Aunque el entusiasmo del público es grande, las arcas del grupo no se llenan de dinero. “Todo lo hacemos por amor al arte. Tocamos a beneficio: si alguien está enfermo y necesita organizar un bingo, una peña o un baile, solo tienen que llamarnos. De allá somos”, afirma su director.
MÚSICA SOLIDARIA Y SUSTENTO
Cuando se trata de eventos sociales, como matrimonios o cumpleaños, la agrupación cobra un aporte que destinan al mantenimiento y renovación de sus instrumentos. Un ejemplo de la importancia que dan a sus instrumentos fue el caso del acordeón: al no contar con uno propio, organizaron una gira de invierno por distintos barrios de Andacollo, donde vendieron rifas, empanadas, sopaipillas y churrascas. “Gracias a eso logramos reunir un millón y medio de pesos y comprarlo”, cuenta orgulloso Villalobos. De todas formas, no siempre alcanza, y ahí aparece el fiel sustento del carrito de helados. Con 35 años en el oficio, Rambito asegura que el negocio sigue siendo rentable, sobre todo en ferias y actividades en la Plaza Videla. “Cuando falta algo, no me queda otra que meter la mano al cajón”, comenta entre risas.
EL NOMBRE Y EL APODO
En sus inicios se llamaron Los Auténticos Talentosos, pero al terminar los talleres de la Escuela de Talentos decidieron cambiar el nombre y bautizarse como Rambito y sus Amigos. El apodo de su director tiene una historia particular: en su juventud, mientras trabajaba como minero, su camisa se manchó con aceite. Le cortó las mangas y usó una de ellas como cintillo para sostener su pelo largo. Al verlo, un compañero lo comparó con Rambo, aunque en tono de broma terminó quedando en Rambito. “El físico no daba para Rambo”, recuerda entre carcajadas.



